La razón de origen de la COPIPEV fue un descuento ilegal aplicado al aguinaldo de los pensionistas. La agrupación encaminó luego sus afanes en otros aspectos importantes pero, cuando menos algunos, un tanto circunstanciales. Pronto se percató de que lo realmente grave es la precaria salud financiera del IPE. Problema que no atañe sólo a los pensionistas, sino de manera seguramente más lesiva, en el futuro, al actual personal en activo de las diversas dependencias gubernamentales.

La COPIPEV está presta a aportar su concurso en pro de una solución consensuada y participativa, pero sólo lo hará con toda la información sobre la mesa. Sería impropio, por ejemplo, aumentar cuotas a los afiliados mientras no se abatan las estructuras operativas que, al amparo de la opacidad, durante décadas han dado lugar a que la ley vigente para el Instituto sea letra muerta.

viernes, 10 de febrero de 2017


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POLÍTICA









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En torno a las pensiones
febrero 09, 2017
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Los fraudes en contra de trabajadores pensionados y jubilados por una manipulación deliberadamente fraudulenta de administradores y gobierno son un mal que en México y Veracruz ha alcanzado niveles de excelsitud. Luis Videgaray, otrora secretario de Hacienda y ahora bisoño secretario de Relaciones Exteriores por su capacidad para los vínculos públicos con cercanos al presidente norteamericano Trump, fue acusado por la Organización de Jubilados y Pensionados de la UNAM (Ojupe-UNAM) de mala administración de los fondos de pensiones y vivienda que desde la reforma de 1992 han acumulado un pasivo laboral millonario, cuyo pago representaría varios Fobaproas juntos.

El gobierno federal hizo uso de esos fondos como garantía de su deuda externa y para invertirlos en mercados de valores extranjeros sin que hubiera control ni supervisión alguna por parte de los dueños de esos fondos, los pensionados. Dicho de otro modo, usan los fondos ajenos para fines privados o punto menos. Algo similar a lo que ha pasado con el IMSS y el Issste, convertidos en cajas recaudadoras de Hacienda que dejan a un lado el propósito original de esos organismo, el cuidado de la salud de los trabajadores. El fraude a los empleados de la UNAM es de 9.9 billones de pesos. Con el esquema de las Afores, contraladas por grupos empresariales cuya mayoría de acciones, al calor de las privatizaciones, quedaron en manos de consorcios financieros extranjeros (Banamex-City Group; ING- Holanda; Bancomer-España), si los valores suben, la pensión sube, pero si hay "turbulencias" o pánico financiero existe el problema de que los fondos acumulados durante la vida activa "desaparecen" en fracción de segundos. Ninguna Afore es garantía segura de retiro, el esquema, inserto en la lógica neoliberal es necesariamente riesgoso. Son los bancos quienes determinan los rendimientos y cobro de comisiones y la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) no tiene nada que decir, sólo se encarga de los llamados portafolios de inversión. Las Afore de cobran las más altas comisiones por manejo de cuentas individuales mientras que los rendimientos para los trabajadores bajaron aún más de lo que presentaron a partir de 1997,

cuando se "modernizó" el esquema de pensiones con la promesa que los asalariados serían "los principales beneficiados.

Se dice que el pasivo laboral terminará por sofocar cualquier sistema de retiro garantizado por el estado. Cosa que es relativamente cierta sólo en la lógica neoliberal. Pero aún ahí no tiene porqué serlo en un esquema de inversiones dentro y fuera de la bolsa y supervisado directamente por los jubilados.

El problema reside en las lógicas que achican al Estado y que consideran el retiro como pasivo de crecimiento geométrico. Es obligado un modelo de pensiones que tenga como base en cuentas generales o personales, por las que cada individuo recibe una pensión según lo que haya cotizado durante toda su vida laboral. Un sistema mixto que combine pensiones públicas con privadas sobre tres soportes:

Uno, que garantice una pensión mínima a los mayores de 65 años que con sus cotizaciones no hayan alcanzado un mínimo. Caso en donde el Estado se encarga de completar la parte que falta. Dos, un sistema obligado de capitalización individual con planes de pensiones de empleo a los que aportan un porcentaje del sueldo con contribuciones definidas. Tres, un sistema de capitalización privado. Para ello es necesario reconfigurar al Estado mexicano, imperativo que va siendo cada vez más claro.


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